viernes, 27 de junio de 2008

I. El primer bostezo

Llegó antes de que me sentara delante del ordenador. Hacía tiempo que había tanteado la posibilidad de crear un blog. Era lector de varios y creía que podría superarles tanto en forma como en contenido. El trabajo iba a ser duro, pero sin esfuerzo no se consigue nada provechoso. Sin embargo, antes de comenzar a escribir la primera entrada de mi blog, llegó el primer bostezo.

Pensé que lo mejor que podía hacer era empezar a escribir el post que me daría a conocer, antes de que Morfeo consiguiera convertirme en esclavo del sueño. Es curioso, en verdad, pero el primer bostezo de anoche llegó con la preparación del primer post.

Cualquier otro podría haber titulado la primera entrada "Buenos días Mundo" o "Viva yo", pero he decidido darle importancia al primer bostezo de anoche.

Me enseñaron de pequeño que los bostezos en público han de ser reprimidos. Más tarde me di cuenta de que con taparse la boca era suficiente. Ahora sé que tras un fuerte bostezo se mira el mundo de otra manera.

He querido que mi bostezo sea público, al igual que mi blog. Y no quiero, con ello, ser maleducado ni declararme en rebeldía con aquellos que tanto empeño pusieron en mi educación. Simplemente comprendo que después de u bostezo las cosas se ven de otra manera.

Al final del día, cuando llega la noche o siquiera se ha asomado, el primer bostezo replantea los principios de la persona. El cansancio provoca un dilema que obliga a su víctima a elegir entre lo que hay que hacer en el momento o se puede dejar para el día siguiente.

Cuando el primer bostezo llegó anoche decidí levantarme del sillón y sentarme delante del ordenador para escribir mi nueva entrada. Tuve que elegir entre dejarlo para otro día o hacerlo al momento.

Pero me vino a la cabeza el primer bostezo de aquellos que estuvieron en "Stonewall" la madrugada del 28 de junio de 1969. Es posible que al principio de la noche, la del 27 de junio, muchos de ellos bostezaran, pero, sin embargo, fueron a "Stonewall" a homenajear a Judy Garland, que días anteriores apareció muerta en el baño de su casa. Durante la madrugada. Aquellos que optaron por ir a "Stonewall" aún con el primer bostezo consumado, hicieron historia enfrentándose a la policía, el orgullo de ser gay salió a la calle y, además con fuerza.

Bostecen, amigos, pero elijan bien.