jueves, 8 de octubre de 2009

X. La incógnita

Creo que al marica le cuesta pasar de incógnito últimamente. Su compromiso con la reafirmación de la personalidad homosexual le hace destacar y apenas le permito pasar desapercibido. Es uno de los gages del oficio.

Pero la incógnita en lo gay es otra historia totalmente diferente. Unos creen que nosotros, los homosexuales, tenemos una especie de detector que nos permite observar el aura fucsia del resto de los maricones. Creo que es posible saber si un tío es gay o no mediante la observación de sus gestos, manera de hablar o viendo el ambiente en el que se rodea. Mas, aún así, siempre nos queda la incógnita.

El colectivo más grande de esa incógnita son los camareros que te atiende con una sonrisa de oreja a oreja. Apenas se puede saber nada de su sexualidad. Después de que te sirvan unas cuantas copas no sabes a dónde van. Quizá se tiran al tío que ha pedido tres cubatas y deciden invitarle.

En definitiva, la incógnita de lo gay siempre será incógnita hasta que X sea despejada. De todas formas, hay que dar un 10 a quien saque la X.