jueves, 8 de octubre de 2009

X. La incógnita

Creo que al marica le cuesta pasar de incógnito últimamente. Su compromiso con la reafirmación de la personalidad homosexual le hace destacar y apenas le permito pasar desapercibido. Es uno de los gages del oficio.

Pero la incógnita en lo gay es otra historia totalmente diferente. Unos creen que nosotros, los homosexuales, tenemos una especie de detector que nos permite observar el aura fucsia del resto de los maricones. Creo que es posible saber si un tío es gay o no mediante la observación de sus gestos, manera de hablar o viendo el ambiente en el que se rodea. Mas, aún así, siempre nos queda la incógnita.

El colectivo más grande de esa incógnita son los camareros que te atiende con una sonrisa de oreja a oreja. Apenas se puede saber nada de su sexualidad. Después de que te sirvan unas cuantas copas no sabes a dónde van. Quizá se tiran al tío que ha pedido tres cubatas y deciden invitarle.

En definitiva, la incógnita de lo gay siempre será incógnita hasta que X sea despejada. De todas formas, hay que dar un 10 a quien saque la X.

miércoles, 20 de mayo de 2009

IX. Follar gratis

El Ministerio de Sanidad tiene la sana costumbre de regalar condones para que los homosexuales podamos disfrutar del sexo seguro. ¿Quién no ha visto esos preservativos con el escudo de nuestra admirable Nación, ESPAÑA, tracatá, que nos regalan el día del Pavoneo Homosexual?

Nos quejamos de la fama de promiscuos que debemos soportar los homosexuales mientras damos la vara con nuestras escentricidades. Tenemos saunas para follar, los heteros no. Conocemos millares de discotecas con cuartos oscuros, para follar; los heteros no, porque no tienen. Es curioso que en los bares de ambiente se regalen preservativos, condones al fin y al cabo, en los bares heteros no.

¿Los heteros no follan? Últimamente he tenido que ver incluso lubricantes subencionados por el Ministerio de Sanidad, más complejo que el misterio trinitario. El que quiera follar, que se moje el culo, pero que se lo lubrique pagándolo él.

El que quiera follar, que se compre sus condones, que ya está bien. Me parece bien que se regalen para la prevención de las ETS, pero de muestra, en plan colonia; que a mí me viene con la Men's Health una muestra de colonia Loewe, pero no me regalan una al día.

miércoles, 18 de marzo de 2009

VIII. Un bote, dos botes,...

En el Chupinazo pamplonica o en las fallas valencianas se pueden escuchar cánticos que algunos, y no pocos, consideran homófobos. "Un bote, dos botes, maricón el que no bote" o "Maricón el que no bote" se oyen en festejos donde todos desean pasárselo bien. Incluso he oído en un pueblecito de la ribera navarra –conocéis mi ascendencia carlista– cantar "Maricón el que no baile", siendo éstos los que más bailan en fiestas.

En definitiva creo que son cánticos que no ofenden o, por lo menos, no a mí como homosexual. Es como considerar un insulto que Rajoy diga en una reunión de partido "Socialista el que bostece". Únicamente sería un cachondeo, pero en ningún momento ofensivo.

Leo que en Valencia "El colectivo de gays y lesbianas critica el estribillo "maricón el que no bote" por atentar contra la libertad sexual". De traca y lo que faltaba para el duro. Pedir, bajo el lema "Por fallas respeta la diversidad sexual. No cantemos maricón el que no bote", dar muerte a un cachondeo.

Es como si los aficionados del Logroñés pidieran que no cante "Hijos de puta los socios del Logroñés".

No ofende quien quiere sino quien puede. ¿No es así?

Por cierto, MARICÓN EL QUE NO COMENTE.

martes, 17 de marzo de 2009

VII. En el siglo XXI y todavía así

Leo que "Dos hombres piden asilo por ser perseguidos por gays". Y me dan escalofríos que el hijo de un miembro del gabinete, a más señas el jefe, del Ministerio de Turismo de Senegal afirme que "no podemos seguir viviendo así. No podemos volver a Senegal porque nos encierran por ser gays. No nos dan trabajo porque los marroquíes son muy racistas con los negros. Los turistas vienen aquí a Marruecos para buscar un chico moreno para follar. Nos pagan un poco de dinero para poder vivir, comer y pagar el alquiler".

¡Qué horror! Que tu propio padre te denuncie, se entere de que eres gay y te denuncie. Y se arriesgue a no saber más de ti.

¡Qué triste! Que teniendo que vivir en un país con dificultades te supen más dificultades. Que los obstáculos se acentúen por ser como eres.

¡Qué desgracia! Que no te quieran por tu condición sexual. Que tu condición sexual sea el factor decisivo para vivir o no.

¡Qué pena! Que sigan existiendo redadas en los bares como en Stonewall.

Y, ¡QUÉ ALEGRÍA! Que mi país sea el que se interese por los derechos de los homosexuales en los países más intransigentes con mi orientación sexual.

lunes, 9 de marzo de 2009

VI. Aborrezco a la mujer que se aborrece a sí misma


Al igual que nosotros –y los nuestro– celebramos el Orgullo con orgullo, las féminas festejaron ayer su día internacional. De pequeño, en mi colegio de religiosas, de las de “¡joder con la monja!”, me enseñaron que el 8 de marzo era el “Día de la Mujer Trabajadora”, lo que me provoca desconcierto al leer en los periódicos que las mujeres salieron a la calle para reivindicar su “Día Internacional de la Mujer”.

Soy de los que piensan que la mujer es una estúpida por defender sus derechos fuera de casa sin reivindicar las obligaciones de los hombres dentro del hogar. No sé si valorarlo como adelanto o como atraso el hecho de que la mujer sume un trabajo externo a las tareas del hogar. No me parece de justicia que la mujer tenga que sumar un trabajo más sin que ello signifique que las tareas del hogar las comparte con el marido.

Que la mujer se ocupe de las tareas domésticas por el hecho de ser mujer, lo aborrezco. Que la mujer se aborrezca a sí misma, lo aborrezco. Que la mujer sea incapaz de defender sus derechos sin reivindicar las obligaciones de los hombres, lo aborrezco. Porque, en definitiva, los derechos y las obligaciones no dependen del sexo. Los derechos van unidos a las obligaciones, y solo nos corresponde a los seres humanos tener derechos y obligaciones. Hay a bestias a las que tratamos mejor que a algunas mujeres.

Gracias madre por ser mujer. Gracias mujeres por ser mujer.